En 2005 había pasado un año desde que la mejor sitcom de la historia, Friends, cerrara persiana y nos dejara un poco más solos. Aunque no tan solos gracias a las reposiciones constantes. Sí, ahora ya lo saben, soy yo el que la está viendo por vigésima vez, por eso la siguen emitiendo. Bueno, a lo que iba.  Lisa Kudrow (Phoebe) decididó que debía dar un giro arriesgado y puso en marcha una nueva serie: The Comeback.  Bien por Lisa. Junto a ella estaba Michael Patrick King, guionista y director principal de Sexo en Nueva York tras la marcha de Darren Star y ambos avalados por el sello de calidad de una cadena que ha revolucionado la ficción televisiva siendo una garantía de calidad: HBO.
The Comeback es una sola temporada de trece episodios ya que la baja audiencia que acompaña demasiadas veces a la buena crítica acabó con ella. O le hizo un favor, nunca se sabe. Lo que parecía claro desde el principio es que un humor tan corrosivo, incómodo e hiriente en muchas ocasiones, una serie donde te dejan descolocado constantemente cuando te provocan la risa y al instante te sientes mal por reír, no podía generar grandes audiencias. Tras un día amargo no te suele apetecer cenar salado. La baja audiencia y que no sea demasiado fácil de encontrar también han ayudado a convertirla en una serie ‘de culto’, y perdón por la palabrota gafipasta.
La protagonista es Valerie Cherish, una actriz que había tenido su momento años atrás protagonizando un sitcom de éxito y que prepara su regreso a la televisión con otra comedia. Todo ello nos lo cuenta un reality protagonizado por Valerie (segundo nombre de Lisa, por cierto) que se graba en paralelo. Ella está encantada porque va a volver a la tele con dos programas a la vez. Así, las cámaras siguen a Valerie durante todo e día, e incluso se meten en su cama por la noche y recogen el audio de su cuarto de baño, imagínense.

Valerie, Jorge, Louie

No quiero destripar la serie, quiero que la vean aunque no sea muy fácil de conseguir. No les puedo aconsejar que se la bajen de Internet porque es una actividad ilegal. Además, está muy feo hacer esas cosas. Pero si tienen la ocasión, no se la pierdan.
A quienes les haya gustado ¿Qué fue de Jorge Sanz?, les gustará The Comeback. De hecho la española es una idea que bebe directamente de la americana y si piensan que en ‘Jorge Sanz’ hay mala leche y que no se puede humillar más a un personaje, se equivocan. Siendo la serie de Canal + una obra magnífica, los americanos vuelven a superarnos. También, aunque la historia no se parezca, a los fans de Louie (ésta tampoco se la bajen de Internet) también les va a gustar, comparten ese humor incómodo del que hablaba antes.

The Comeback retrata de manera muy creíble todo ese entorno que envuelve al mundo de la televisión y las celebridades, la dureza de la tramoya de Los Ángeles. También es un alegato contra los realities. Una vez escuché decir a un director de cine que no hay nada más mentiroso que un documental. Con Valerie vemos la manera como se conduce y representa la realidad de esos programas. Kudrow está estupenda como vieja gloria de la tele, profesional hasta en el baño, siempre pendiente de la cámara, vive para ella. Una interpretación mucho más completa y con un personaje con más matices que Phoebe, que ya es decir.
A su lado Mickey, su peluquero de los años dorados, tan fiel como el peinado de los ochenta que sigue haciéndole a su pelirroja. Fantástico el personaje (criado, secretario, amigo y confidente) y fabuloso el actor que lo encarna.
Tampoco tiene desperdicio su marido, que sufre estoico la invasión de su intimidad y apoya a su mujer en las ideas más disparatadas, muchas veces con una sonrisa de si pudiera os partía los dientes ahora mismo.

Del resto de personajes destaca uno de los guionistas, Paulie G (muy bien Lance Barber), que desde el principio es el malo de la peli. Maleducado y soberbio se comporta como una joven y malcriada estrella del rock.
Los últimos capítulos son soberbios, con la premiere del reality incluido. No lo explicaré, véanlos. Se la recomiendo. Tendrán momentos de carcajada, aunque la mayoría de las veces se quedarán en una mueca a medio camino, entre reír y llorar. Y se verán reflejados  en la pantalla, en la sonrisa postiza y triste de la propia Valerie.

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