Títulos de crédito con música e imágenes de San Francisco: un cinco raspado de un trabajo sin ganas de primero de audiovisuales. Pasamos a interior día: un apartamento con una ambientación que recuerda a un videoclip cutre de los 90 o a una peli porno. Vale, suspendidos.
Las actuaciones no son amateurs, son mucho peor que eso. Tras presenciar una inenarrable escena de tres adultos en una guerra de almohadas no aguanto más y doy por bueno el diagnóstico de Internet: efectivamente The Room (2003) es infame y puede ser, fácilmente, “la peor película del siglo XXI”.
Aunque reconozco su capacidad magnética, no soy muy aficionado a los bodrios. Pero sí quedo enganchado con la historia de su creador, El guionista, productor, director y protagonista de la joya: Tommy Wiseau.
Si su película pretende ser un drama, aunque la ejecución la convierte en inclasificable, su vida es claramente un misterio. No se sabe dónde nació, ni qué edad tiene, ni de dónde diablos sacó 6 millones de dólares para hacer la peor película del siglo y tal vez de la historia, ni por qué nadie paró aquel delirio.