Imagino a Giovanni paseando tranquilamente por su barrio del Borgo, tras jubilarse, siendo observado por todos. Había tenido dos trabajos. Con su mujer pintaba sombrillas que vendía a los turistas que visitaban Roma. Pero ese era el otro trabajo. En la ciudad todos le conocían por ser un funcionario muy particular delVaticano. Había empezado a trabajar para el papa Pío VI a los 17 años; se jubiló, con Pío IX, a los 85 años, con una pensión de 30 escudos anuales, generosa para 1865.
Era famoso, su trabajo era público e intuyo que tendría admiradores y detractores. Giovanni Battista Bugatti, conocido por toda Roma como ‘Mastro Titta’, trabajó 68 años, de 1796 a 1865, dejando tal huella que su apodo se convirtió en la ciudad en sinónimo de su profesión. También dejó 516 cadáveres, a los que mató de uno en uno y a la vista de todos. El bueno de Giovanni era el verdugo del Papa.
«Y siguiendo tus costumbres
que nunca fueron un lujo
bebamos en tu memoria
una copina de orujo.»
En la noche del Jueves a Viernes Santo de 1929, 30 de marzo para más señas, Genarín recorría su ruta habitual por el leonés barrio de San Lorenzo, lugar poco recomendable para almas cándidas y en el que él era casi una leyenda. En la base del tercer cubo de la muralla, a la altura de la calle de Las Carreras, el bueno de Genaro decide hacer hueco en su vejiga para el nuevo orujo por venir. En ese momento, el pellejero, cual moderno Cable Hogue, es arrollado por el progreso; concretamente por el primer camión de la basura de la ciudad de León. Allí quedó atrapado Genarín, entre el camión y la muralla. Cuenta la leyenda que la Moncha, una de sus prostitutas habituales, lo vio y cubrió su cuerpo con un periódico.
Una muerte anónima de un humilde pellejero en un arrabal de una ciudad de provincias. Más de 80 años después, unas 15.000 personas lo recuerdan en procesión.
No hacía falta que los hermanos Wachowski hicieran Matrix para decirnos que vivimos en un mundo falso en el que todo es apariencia y representación. Las sociedades occidentales tienen depurado un mecanismo para que sus miembros jóvenes menos dotados se den de bruces con esa idea bastante pronto: Santa Claus y Los Reyes Magos. Si has sido incapaz de llegar por tus medios a dicha conclusión, hay un momento de tu vida en que alguien muestra ante tus narices que las cosas no son lo que parecen.
Cierto es que individuos en edad adulta creen lo que dicen determinados personajes que salen en la tele, algunos incluso lo analizan sesudamente. En su ¿defensa? diré que los segundos cobran por ello y que cada uno se divierte como quiere.
Además, todos vivimos ese momento en que conocimos la trama oculta de la ‘Operación Oriente’ y en lugar de desarticularla nos callamos porque nos convenía, no fuera que con la verdad se acabaran los regalos.
Me estoy pensando lo de hacerme pastafari. Aunque desde hace tiempo soy un subgenio convencido y adoro a Bob Dobbs, no soy dogmático y sí muy dado a la duda. Y el pastafarismo me está convenciendo. Cuando el Monstruo de Espagueti Volador (Flying Spaghetti Monster, FSM, en inglés), te toca con su “apéndice tallarinesco” no es fácil resistirse. Seguir leyendo Hazte pastafari, la iglesia del Espagueti Volador→
Bueno amiguitos y amiguitas, se acabó lo que se daba, llega el fin del mundo. Uno de tantos. Algunos, basándose en datos científicos lo niegan. A la ciencia no le gusta una buena ficción. Pero esta vez sí que sí, que lo dicen losmayas. Vale, la gente que sabe de cosas de mayas repite una y otra vez que el tan citado calendario nunca ha fijado nada parecido al final de los tiempos ¿Qué más da? Yo, como no se nada del tema me fío de los titulares más gordos, que es lo que hace todo el mundo. Y si dicen que se acaba el mundo será por algo. Por cierto ¿dónde está Carlos Jesús ahora que lo necesitamos?
No se qué nos tiene preparada la supuesta profecía maya así que puestos a imaginar yo me quedo con un precedente nuestro. Porque de todos los finales del mundo que he escuchado o leído mi favorito es el que tuvo lugar en la población malagueña de Tolox en 1885. Un fin del mundo con juicio final y preceptivo atestado de la Guardia Civil, como dios manda. No me negarán que con la Benemérita por medio el fin de los tiempos tiene mucho más empaque. La historia de Tolox se la oí contar al periodista Jesús Callejo, un sabio experto en estos temas y aunque yo no lo voy a saber hacer con tanta gracia, voy a intentarlo.
Por si hay alguien leyendo esto que no esté familiarizado con quién es El Fary (José Luis Cantero, 1937-2007), podemos decir que fue un estrella de la canción española, un famoso cantante de copla y (según Wikipedia) pop español. No se qué pensaría Antonio Vega sobre el particular, yo tampoco.
El nombre artístico proviene de su ídolo musical, Rafael Farina, a quien imitaba. Fue taxista, participó en concursos radiofónicos y vendía sus maquetas en El Rastro antes de alcanzar la popularidad. Tras su éxito musical participó en películas e incluso en una serie de televisión, «Menudo es mi padre«, de la que era protagonista. Todo aquel que haya visto cinco minutos de la serie sabe que era un pésimo actor, pero su carácter natural, afable y campechano (con permiso del Rey de las Españas) consiguió que su imagen siguiera siendo buena, incluso entre los que no éramos su público.