Sacar adelante una revista siempre es una tarea complicada. Sobre todo si sus fundadores, en este caso Frederick Roberts y Jack Pearson, son ingenieros sin idea previa de lo que es el periodismo profesional. Desconozco si antes de The Wipers Times habían fantaseado con dedicarse a ello, pero en realidad su incursión en el periodismo fue casual: tropezaron con una imprenta en un local abandonado y tuvieron la idea.
Y más difícil si eso se hace en 1916, en medio de una guerra mundial. Y lo de «en medio» aquí no es un una licencia narrativa.
Ellos mismos lo explican así en el primer editorial:
Habiendo conseguido un equipo de impresión (un poco sucio) a un precio razonable, hemos decidido editar un periódico. (… ) Debemos pedir disculpas a nuestros suscriptores por el retraso en su impresión. Esto se ha debido al hecho de que hemos tenido muchos visitantes no deseados cerca de nuestras imprentas durante los últimos días (…) Cualquier deficiencia en la producción se justifica por la falta de experiencia y el hecho de que piezas de metal de varios tamaños han impactado nuestra prensa.
Esperamos publicar el semanario «Times», pero es posible que nuestro esfuerzo tenga un final prematuro debido a una crítica adversa o a las atenciones de nuestro rival local, los Sres Hun and Co. (…) Aprovechamos esta oportunidad para decir que no aceptamos ninguna responsabilidad por las declaraciones contenidas en nuestros anuncios.