Archivo de la etiqueta: feminismo

Victoria Woodhull for president

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Victoria  Woodhull nace en 1838 en un pueblo de Ohio, la séptima de diez hermanos. Su padre, Reuben «Old Buck» Buckman Claflin, fue un emprendedor: vendía aceite de serpiente como remedio milagroso para todo tipo de males. También compró un molino ruinoso, lo aseguró por una gran cantidad de dinero y le prendió fuego. Lo pillaron y toda la familia tuvo que salir por patas del pueblo con lo puesto.

Con esos antecedentes quizás no fuera tan sorprendente que Victoria Woodhull acabara siendo medium, periodista, broker y política. Lo que sí es destacable es que se convirtiera en la editora de un medio feminista y en la primera mujer corredora de bolsa en Wall Street.

Pero, sobre todo, en la primera candidata a la presidencia de los Estados Unidos, cuando las mujeres ni siquiera podían votar.

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Cara de bicicleta y los inventores de enfermedades

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Si eres mujer, igual padeces «cara de bicicleta» y no lo sabes.  Mírate. Mandíbula apretada, ojos saltones, rostro demacrado y enrojecido, ojeras. Si la cosa va a mayores: insomnio, dolor de cabeza, infertilidad, tuberculosis y aumento de la libido. Si acabas de aparcar tu bici  y te observas algunos de estos síntomas podrías sufrir dicha enfermedad.
Pero no te alarmes, tienes a tu favor que no vives en el siglo XIX y los médicos que la diagnosticaban murieron y se llevaron su sabiduría a la tumba. Aunque, si eres hombre o mujer en el siglo XXI tal vez sí padezcas Síndrome de Sissi, Fobia Social o un puñado de problemas psicológicos que, tranquilxs, pueden medicarse.
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Emparedadas para sentirse libres

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Había dos posibilidades: brujas o emparedadas (también llamadas ‘muradas‘). Durante la Edad Media y su largo epílogo una de las posibilidades que tenía una mujer para ser independiente y libre de señores, curas y maridos era hacerse bruja. Bueno, más bien las hacían, ellas probablemente solo se dedicaban a vivir su vida todo lo libremente que podían.

Y eso era un problema. Gordísimo. Esas mujeres se salían del redil  y eran un mal ejemplo, tan intolerable que se montó toda una industria dedicada a reprimirlo a sangre y fuego. Literalmente. Bueno, en realidad dicha industria se dedicaba a aumentar el pánico social en su propio beneficio, y para eso usaban la sangre y el fuego.

Aquello de ser bruja era muy peligroso, así que algunas mujeres intentaron otra vía, nada fácil tampoco, para ganar su independencia: emparedarse a voluntad. ¿Emparedarse hasta la muerte para ser libres?

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Dick Kerr Ladies, pioneras del fútbol

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Aunque creo que hay que ser optimista de cara al futuro, el fútbol femenino siempre ha ido a la contra. Ahora contra el negocio/espectáculo: no hay suficientes patrocinadores porque no hay público; por tanto no hay tele. Y si no hay tele no hay público; y por tanto no hay patrocinadores. Es difícil salir del círculo.
Pero antes era todavía peor. Les voy a contar la historia de unas pioneras: las Dick Kerr Ladies.

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187 mujeres en Dagenham

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Es 8 de marzo y si tienen un par de horas  les recomiendo una peli, Made in Dagenham (Pago Justo es su título en español) dirigida en 2010 por Nigel Cole y protagonizada por Sally Hawkings (impresionante), Geraldine James, Rosamund Pike, Miranda Richardson y Bob Hoskins, entre otros.

Es la historia de una huelga.  Pero no teman sesudos discursos políticos, está contada en un tono generalmente festivo, aunque sin  ocultar las dificultades de la lucha de 187 mujeres contra la todopoderosa Ford, el gobierno británico, un sindicato machista y acomodaticio y, a veces, hasta contra sus propios maridos. En una época en la que el cine comercial abusa de la épica, no se me ocurre una lucha más épica que esta.

Pero, además de ser buena película, es un historia real que merece recordarse, la huelga de las cosedoras de la factoría Ford de Dagenham (al este de Londres) en 1968.

Esas mujeres han pasado a la historia por méritos propios.

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Las mujeres del doctor Moebius

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En el año 1900, Paul Julius Moebius publicó en Leipzig el ensayo “Sobre la inferioridad mental de la mujer”. La intención del médico y psiquiatra alemán, famoso en su tiempo, era aconsejar a sus colegas para que trataran a sus pacientes femeninas de manera diferente a los hombres, ya que, según él,  cometían el error de concebir los cuerpos de las mujeres como iguales a los de los hombres salvo en sus órganos sexuales.

Moebius tenía claro que eso no era así: la mujer no era igual al hombre, era físicamente diferente. Y mentalmente inferior. Esta inferioridad no es patológica, sino natural. La Naturaleza (no hay referencias a dios, es un científico) ha adaptado el cuerpo femenino a su rol de parir y cuidar a los hijos, y en esa adaptación va incluida la inferioridad mental. Si entiendo bien al doctor, la inteligencia de una mujer adulta sería la misma que la de un negro, y se encontrarían ambas entre la de un varón blanco (en la parte superior, aclaro) y un niño; no se especifica, pero entiendo que el niño en cuestión también sería blanco. No he encontrado ninguna tabla, así que desconozco qué inteligencia presume Moebius a una niña negra.

moebius_libro2Julius no solo tocó lo fisiológico, también era psicólogo así que profundizó en ese ámbito. La mujer  es más instintiva, más ’animal’ y menos dotada para el pensamiento conceptual y asociativo. Son egoístas (aclara el doctor que eso es bueno), no entienden el sentido de la justicia, son vanidosas y dadas a las murmuraciones. Pueden ser buenas intérpretes pero nunca creadoras. También son proclives a mentir. Esto último tiene su explicación (¿qué creían?). Como están marcadas por su rol sexual -que es el de ser deseadas, no desear- ocultan su deseo, con lo que mentir se convierte en algo natural en ellas.

Tras concluir con éxito su primer cometido, “ser deseadas”, llega su razón de ser: procrear y cuidar a la prole. Y para eso es mejor no ser demasiado inteligente ni estudiosa. De hecho, según el doctor, eso es contraproducente para sus funciones maternales. Y por eso la sabia naturaleza las ha hecho más tontas, si se me permite con la palabra rebajar el rigor científico del señor Moebius. De esa inferioridad se deduce, yendo al fondo de todo esto, que le conviene estar sujeta a la autoridad del varón.

Para su ensayo Moebius toma de diferentes teorías y disciplinas. Hay cierto aroma a darwinismo, aunque el propio doctor  abominara de las teorías del naturalista inglés. También bebió de Freud, del economista Adam Smith y su “egoismo positivo” y de la frenología de su tiempo, según la cual, la forma del cráneo establecía el carácter de la persona. Coge cada uno de esos ingredientes adaptándolos a su manera para que encajen en su preconcebida visión del mundo. Y lo hace para darle más credibilidad a su trabajo, usando argumentos de autoridad, aunque deformados, para darle empaque científico.

Porque todo esto que acaban de leer fue publicado como un ensayo científico por un reputado doctor. En Alemania, en 1900; no hace tanto ¿verdad?

Da que pensar, y en múltiples direcciones.