Los minijobs, que ahora son lo más cool porque se lo acaba de copiar de Alemania el Banco Central Europeo (dios lo confunda y haga algo útil para la gente) parece que no son tan nuevos. Al menos la comunidad de escribas de Internet, siempre a la última, les pueden pasar la mano por la cara en ese aspecto. Digo pueden porque me refiero a los bloggers profesionales, y yo no lo soy: están ciegos los cazatalentos. Lo de los minijobs (¿tecnología alemana para curar jamones?) tiene mucha tela que cortar en otras entradas, ahora me interesa hablar de los juntaletras.
Como dirían en Star Trek, Internet es la última frontera porque el negocio del futuro está en crear contenidos para la red. Hay demanda de contenidos que atraigan a nuevos colonos/consumidores y, entre esa demanda, se encuentran los escritores. Pensé que me moriría sin ver éste momento y hasta me da un escalofrío pelopúntico cuando lo pienso: ¿trabajadores esenciales, con su tarjeta azul y todo? Imaginen la alegría de éste proletario de las letras ante la puerta del maravilloso parque temático que nos está preparando Merkozy al saber que su trabajo iba a ser valorado, por fin. Atrás quedaban, ceniza y polvo, las palabras del maestro Valle-Inclán.