Iba a titular algo así como «La primera feminista china«. Pero dado lo poco que se de la historia de China, el titular era muy arriesgado. Aunque parece que hay consenso en que Qiu Jin fue, como mínimo, una de las pioneras del feminismo en una sociedad tan patriarcal como la China de principios del siglo XX.
Y fue más cosas: escritora, oradora, poeta, revolucionaria y mártir. Una vida intensa que terminó joven, cuando fue decapitada con 31 años. Hoy día es considerada una heroína en su país.
Poeta y guerrera
En Qiu Jin (1875–1907) se debaten dos facetas principales: la escritora y la activista. Por una parte, su producción literaria es muy valorada, tanto sus ensayos como, sobre todo, su poesía. Está considerada como una de las grandes poetas de principios de siglo XX.
Pero su práctica política y su trágico destino, que la convierten en mártir y heroína nacional, hacen que su producción poética quede en segundo plano.
En todo caso es un debate menor, en Qiu Jin ambas cosas fueron juntas siempre. Era un poetisa guerrera. Ya desde pequeña empieza a escribir poemas a la vez que se interesa por las historias de pasadas heroínas guerreras, como Mulan. También por la esgrima y las artes marciales. Más adelante, ya como revolucionaria y feminista, sus poemas reflejarán esa fuerza y ese compromiso. Como éste ejemplo de 1903:
Mi cuerpo no me permite / mezclarme con los hombres.
Pero mi corazón es más valiente / que el de cualquiera de ellos.
Pies de loto
Qiu Jin nace en Minhou y crece en Shaoxing en el seno de una familia acomodada de funcionarios del gobierno. Eso le permite tener una educación exquisita y consigue formarse en sus dos pasiones. En arte y literatura, algo muy apropiado para una niña de su posición. Pero también en equitación y artes marciales, lo que ya no era tan común y vislumbra un talante un poco más liberal en su familia.
Pero solo un poco más liberal, tampoco echemos las campabas al vuelo. Su situación es completamente insuficiente para Qiu Jin, que desde muy niña tiene claro que lo que la vida le tiene reservado a las mujeres chinas no es para ella.
Para empezar, rechaza la tradición de los “Pies de loto”. Un bello nombre para una tortura atroz que causa deformidades, dolores terribles y problemas de movilidad.
Como supongo ya sabrán, se trataba de vendar los pies de las niñas para que no crecieran. La “gracia” era que su caminar le resultaba más atractivo a los hombres. En el fondo la idea era reducir su movilidad e independencia, algo que siempre ha intentado el patriarcado de una manera u otra.
La práctica se inició entre las clases altas como demostración de que esas mujeres no necesitaban trabajar. Pero más tarde se extendió a familias menos adineradas que aspiraban a obtener un matrimonio ventajoso o a colocar a sus hijas como concubinas de algún rico.
Matrimonio concertado
Qiu Jin se libró del vendado de pies, pero no del matrimonio concertado. A los 19 años su padre la casa con Wang Tingjun, el hijo de un rico comerciante. Una obligación para ella, como la de tener hijos. Qiu Jin tuvo dos, pero siempre se sintió prisionera de un hombre al que no quería y que no la entendía en absoluto. Sobre todo en sus aspiraciones artísticas y sus anhelos de igualdad para las mujeres. «Cuando pienso en él, mi cabello se eriza de ira, es absolutamente insoportable”, escribió.
El único aspecto positivo de aquel matrimonio-cárcel fue que la familia se mudó en 1903 a Beijing. Allí , la vida de Qiu Jin se ilumina un poco. Entra en contacto con círculos ilustrados y se encuentra con otras mujeres que comparten sus ideas. Allí estudia, debate, aprende y escribe.
Y sigue practicando con la espada.
Tokio y la Qiu Jin revolucionaria
En Qiu Jin el feminismo va muy ligado a un cambio revolucionario general. Considera que solo derrocando a una decadente dinastía Qing –que gobernaba China desde mediados del siglo XVII– y estableciendo un régimen político de corte occidental podrían alcanzar las mujeres la igualdad.
Ese anhelo revolucionario y el hastío en su matrimonio le llevan a dejar a su familia. En el verano de 1904 vende sus joyas y se embarca hacia Japón. En un poema describe el desgarro que eso le supone:
Las joyas vendidas para pagar el viaje por los mares / separada de mi familia dejo mi tierra natal.
Desvendando mis pies limpio mil años de veneno / Con mi corazón ardiente animo a las mujeres.
Ay, este delicado pañuelo mío / Manchado mitad de sangre y mitad de llanto.
En Tokio entra en contacto con sectores revolucionarios que luchan por el derrocamiento de la dinastía Qing en favor de un gobierno basado en la soberanía del pueblo. Se une a dos organizaciones: la Sociedad de la Restauración (Guangfuhui) y la Alianza Revolucionaria, de Sun Yatsen.
En Japón, Qiu Jin se libera del todo. Empieza a vestir ropas de hombre de estilo occidental y se revela como una gran oradora. Lucha contra el sistema político feudal en favor de uno más democrático.
Pero sobre todo habla y escribe contra la bárbara costumbre del vendado de pies y los matrimonios concertados. Y, en general, a favor del acceso de las mujeres a la enseñanza y la búsqueda de una independencia económica que les permita la igualdad.
Vuelta a China y arresto
En 1906 da otro paso valiente y regresa a China. Junto con la poetisa Xu Zihua funda en 1906, en Shangai, la primera revista radical feminista, La revista de las mujeres chinas (Zhongguo Nu Bao).
A diferencia de otras publicaciones de la época, en ella se usa un lenguaje más accesible. Qiu es una poeta exquisita, pero también una revolucionaria que quiere llegar a todas las mujeres chinas.
En esa época Qiu Jin ya es una figura importante de la oposición a la dinastía Qing. Y no solo con la palabra. Aprende a fabricar bombas y dirige la Escuela Datong, en Shaoxing. Se supone que es una escuela para maestras deportivas, pero en realidad se usa para entrenar a jóvenes revolucionarias, incluyendo adiestramiento militar.
Y pasó lo que tenía que pasar: en 1907 le alcanza la represión. Tras la ejecución de otro líder opositor, Xu Xilin, amigo personal y fundador de la Escuela Dantong, le avisan de que las tropas del gobierno van a arrestarla. Ella se niega a huir, quiere que su de coraje sea un ejemplo para la revolución. Con un par de ovarios.
El 12 de julio de 1907 es detenida y torturada, pero no confiesa. Niega su participación en ningún tipo de conspiración y no da ningún nombre. Salva a otros pero ella no se escapa: hay pruebas escritas que la incriminan. Tres días después es decapitada en un acto público. Tenía 31 años.
Sus palabras y su ejemplo siguen vivos en China. Tanto su tumba en Xi Hú (Lago del Oeste) en la ciudad de Hangzho, como el museo dedicado a su vida y su obra en Shaoxing, son visitados cada día por jóvenes chinas que se inspiran en su mensaje y su valentía.
En 2009, dirigido por Rae Chang y Adam Tow, se estrenó un documental titulado Autum Gem (Qiu significa «otoño» en chino mandarín) que cuenta su vida. Abajo el tráiler.
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https://www.scribd.com/document/231038949/1381918728Un-Acercamiento-Al-Feminismo-Chino
https://www.researchgate.net/publication/272381077_Half_of_Heaven_An_Approach_to_Chinese_Women_from_a_Gender_Perspective?origin=publication_list