Me comentan la noticia escuchada en la radio, voy a internet y me encuentro la historia inspiradora de James Robertson, un hombre de 56 años de Detroit que acude cada día puntual al trabajo, de lunes a viernes, en una fábrica de productos plásticos. En años no ha faltado ni un solo día, llueva o nieve. Hasta ahí no parece una historia para llegar desde Detroit hasta aquí.
Lo extraordinario, o tampoco tanto, es que empieza el turno a las 14 horas y se levanta a las 8 de la mañana para no llegar tarde. Pierde 6 horas diarias en llegar a la fábrica porque ésta se encuentra a 37 kilómetros de su casa y recorre la mayor parte del trayecto, 33 kilómetros, a pie.
Y luego, volver a casa, donde llega sobre las 4 de la mañana. En total le quedan unas cuatro horas de vida para sueño y ocio. O sea, que su ocio es dormir.
No lo hace por gusto ni por deporte, lo hace porque no hay transporte público y su trabajo no le da lo suficiente para comprarse un coche. En Detroit. El sueño americano.
Los detalles los tienen aquí y aquí, así que no me extenderé. Hay sacrificio, superación, fraternidad en forma de crowdfunding y un final feliz en el que James consigue un coche.
Será deformación profesional, pero lo interesante de algunas historias no son los hechos en sí, sino el relato que las explica. Eso que, si me pongo en plan pelmazo, podría llamar la ideología que las envuelve. Viene a ser como la salsa de curri, que al final hace que, te comas lo que te comas, te sepa a curri.
A partir de aquí, el relato que sobre esta historia me he encontrado a primera hora de hoy. Tiene dos vertientes. O dos capítulos montados en paralelo. A saber.
Primera parte: Superación. La historia de James Robertson es, por una parte, la de una superación personal. La del hombre que con coraje y constancia se sobrepone a las dificultades. Eso no se lo quita nadie a Robertson, ciertamente. Pero el relato le pone mucho curri. Su hazaña le convierte en un trabajador serio y cumplidor, un ejemplo para la comunidad y sobre todo para todos aquellos quejicas que son uno flojos y protestan por todo. Él mismo lo expresa en una de las noticias que leo: “Lo hago sin excusas, si quieres algo tienes que ir a por ello”. Toma chute de resiliencia. La moraleja, queridos niños, parece clara: ora et labora.
Segunda parte: Bondad. O todo el mundo es bueno. Chapeau para toda la gente que ha dado dinero para comprarle un coche a James, ellos no pretenden construir ningún relato sino ayudar a un semejante. Pero el relato establece que la caridad es el camino, un dólar por aquí y otro por allá y se soluciona cualquier problema. Así de fácil, no hay conflicto sino final feliz.
Fuera del relato quedan las reflexiones de los quejicas, siempre dados a protestar y mostrar el conflicto en vez de construir y mirar el lado positivo. Como que Robertson es uno más de la legión de pobres con trabajo, esa modernidad vintage que nos llega directamente desde la noche de los tiempos. Un tipo que produce para la sociedad, un individuo útil que en compensación recibe 4 horas de ocio al día que ocupa en dormir, el muy aburrido.
En las noticias que he leído, varias, nadie se plantea eso, porque sería romper la magia del relato. No hay conflicto social ni precariedad, la palabra injusticia no comparece. Porque todo irá bien siempre que nos comportemos, nadie quiere ser el tipo que se carga el banquete recordando que la mitad de los invitados son divorciados. Está fuera de lugar. Ninguna de las noticias se plantea por qué no hay en la zona un transporte público en condiciones para la gente que no puede mantener un coche. Tampoco que la empresa no se preocupe no ya en darle un sueldo más justo, sino ni siquiera de facilitarle un poco el desplazamiento al lugar del trabajo. Todo eso el relato ni lo roza porque es natural, tanto como que todos los días sale el sol, chipirón, y que después del domingo viene el lunes. Y eso es tontería discutirlo ¿verdad?
Además, bien está lo que bien acaba y ahora James ya puede dormir sus 8 horas, como un príncipe.
Me encanta este artículo. Describe muy bien la doble moral o hipocresía norteamericana: «El País de las Oportunidades». Si tienes iniciativa y talento no lo dudes, este es tu sitio!! «Nacidos para triunfar»! Este «eslogan» tan americano de paso culpabiliza a todos los millones de estadounidenses que llevan vidas mediocres y sin haber «triunfado socialmente». Les está diciendo a millones y millones de estadounidenses que si sus vidas son mediocres, aburridas o directamente marginales es porque no se han «esforzado lo suficiente». No han puesto «toda la carne en el asador»; no han perseguido sus sueños con la vehemencia y determinación necesarias. Si tu vida es una mierda, quizás sea porque en el fondo te lo mereces chico, no das para más o no fuiste lo suficiente espabilado para tener una vida mejor.
Siempre he pensado que el sistema social estadounidense genera unas desigualdades enormes y es particularmente cruel con los menos «favorecidos». Pero claro, seguro que estoy equivocado porque luego sale en TV3 «el notas» del Xavier Sala y nos ilumina a todos hablando maravillas del sistema financiero.económico-capitalista estadounidense. Ese hombre es que me pone enfermo, es de lo más infame que he visto en TV en mucho tiempo.
Felicidades Miguel por tu artículo y de paso por el blog.
Muchas gracias Víctor. Estoy de acuerdo contigo en el análisis. No se si nació en estados Unidos, muy probablemente, pero es un discurso que se está imponiendo también en Europa y, por cierto, es un post que tengo pendiente desde hace tiempo. A finales de los 70 la derecha norteamericana y británica se dio cuenta de que no tenía discurso, que las palabras para describir la realidad social eran ‘propiedad’ de la izquierda. Y gastaron muchos millones de dólares en conseguir cambiar el discurso (palabras como flexibilidad o competitividad, por ejemplo) para imponerlo socialmente, sino sus medidas no calarían. Y lo consiguieron. Y en esa ‘nueva’ ideología impuesta esta el híperindivivualismo (se apropian de la palabra libertad, entendida como hacer lo que te parezca sin que el estado -un ente malvado- se meta más que para defender la propiedad privada, cumbre de todos los derechos). Así niegan realidades sociales o comunitarias, lo que te pasa a tí es por tu culpa, con lo que los pobres, además de pobres son culpables. Eso se potencia con una de las nuevas religiones ‘asociadas’: tantos libros de autoayuda que siguen el mismo discurso. Parten de la falsedad de que todo el mundo tiene las mismas oportunidades y que todo depende de tu carácter.
Bueno, imagino que no toda la autoayuda es así, pero creo que no me equivoco si es el discurso dominante.
Respecto a Xavier Sala te recomiendo usar el mando a distancia. Es un instrumento medicinal.
Feliz día del trabajo para todos!! sé lo difícil que es la investigación periodística, por que yo también me dedico a eso.leí varios de tus historias, aunque aveces no te deje comentarios.por acá todo bien.desde buenos aires.hasta pronto.
Gracias Luciana por seguir pasándote por aquí. Ahora me picaste la curiosidad ¿tienes algo escrito -sea investigación o no– que se pueda leer en la red?
hola! por ahora no publiqué nada mio sola pero más adelante puede ser.vos tenes mucho talento al escribir y podrías ser corresponsal desde españa para algún canal o diario argentino. lo intentaste alguna vez? con mandarles muestras de tu trabajo, para que te conozcan capaz que te llaman para cubrir alguna noticia importante.te sugiero @c5n.noticias , @cronicatv , @a24.con y quien sabe podrías lograr grandes cosas.desde buenos aires.
Muchas gracias Luciana. Nunca había pensado ofrecerme, pero se puede pensar, por supuesto. Aunque no a esos canales de televisión, no doy nada bien en cámara 🙂 Lo mío es ocultarme tras el negro sobre blanco.
Cuando tengas algo escrito estaré encantado de leerlo. Espero que ya hayan parado las tormentas y se pueda recuperar la normalidad en Buenos Aires. Un abrazo.