Iba a titular esta entrada ¡Vivan las cadenas!, pero luego he pensado que ésa no era exactamente la cuestión, aunque creo que lo parece bastante. Pero, antes de seguir, aviso: ésta es una de esas entradas de desfogue personal, todavía están a tiempo de ocuparlo en cosas más provechosas de ésas que hay por Internet, como por ejemplo conocer por youtube la infinidad de posibilidades que existen de disfrazar a un perro.
El asunto va sobre los recortes con los que Artur Mas, Molt Honorable president de la Generalitat de Catalunya ha tenido a bien obsequiarnos como premio por el apoyo que los catalanes le hemos refrendado en las urnas. Por cierto, paréntesis: (pronúnciese Artúr, no Ártur; por mucho mal que pueda hacernos no lo merece, ni él ni, sobre todo, su familia). El asunto ya lo sabrán y sino lo tienen explicado en cualquier diario nacional, les dejo el enlace de La Vanguardia que seguro que éstos saben de qué va.
Luego, leyendo por aquí y por allá me encontré con un artículo de mi querida Ángeles Caso que desde lejos (me robó el nombre del blog, la maldita) ve dichos recortes como una traición a sus electores. Durante la campaña electoral ni una palabra, ya saben, son magos en el arte de hablar y hablar sin decir nada. Otra cosa sería su tuvieran que escribirlo pero ¿quién tiene tiempo para leer? Ni siquiera las declaraciones de Mourinho, sólo los titulares y lo que sale en la tele, lo demás es paja.
Del artículo de Caso resplandece como ejemplo de profesionalidad política la cita de Francesc Homs, portavoz del Govern, que excusó el engaño la prudencia porque no querían que éstas medidas entrasen “en el pimpampum de la campaña”. Amb dos collons. Seguro que no se puso ni colorao, ventajas de la veteranía en el oficio. Al acostarse pensó que había tenido un buen día de curro y que dicha respuesta tal vez (no se si es vanidoso o no) había sido incluso brillante.
Porque, claro, pudiendo hablar en la campaña de lo mal que lo habían hecho todos los rivales, en el gobierno o la oposición, y de que en cambio nosotros “haremos las cosas bien”, “pensando en el bien de todos”, “para sacar el país adelante”, “dejar un futuro mejor a nuestros hijos” y demás declaraciones políticas a la altura de “fútbol es fútbol” y “somos once contra once” ¿para qué hablar de las medidas concretas, las motivaciones y las causas y efectos de las mismas? Eso no le interesa a nadie y es embarullar el tema.
No es cosa de Mas, casi son todos iguales. Porque el señor Rajoy ha seguido la misma escuela. El vídeo que encabeza la entrada es sólo el ejemplo llevado al extremo, pasado por los espejos del Callejón del Gato. Pero lo pelopúntico del video, en realidad, no es el discurso, es que la gente no se ríe, lo aplaude. Ya se sabe que en los mítines y en la tertulias de Telecinco lo único que importa es el tono. En el momento en que el orador da el énfasis apropiado, la gente del final que no puede oírlo bien, la que no entiende lo que dice y la que que estaba pensando en quien ganaría en una pelea entre Superman y La Masa se ponen a aplaudir y vitorear como si les fuera la vida en ello. También se que a los mítines se va a aclamar a tu equipo aunque se meta un gol en propia puerta.
Pero en el fondo todos somos partícipes de eso, todos culpables. Unos por vitorear naderías y los otros por no hacer nada. Vale que es injusto y roza el delito moral aprovecharse de la buena voluntad de muchas personas que votan dando la confianza total a un partido político para que luego éste olvide lo que prometió, haga lo que calló y todo siga como si tal cosa. Lo que me cuesta entender es que en un país de desconfiados de colmillo retorcido se vote sin mirar. No me extenderé en el temazo de La Maldición D’Hont (cada 4 años en las pantallas de toda España), porque eso mismo ya sería una razón para no votar, al menos a los partidos que la sostienen. Pero bueno, aceptando que la partida algunos la juegan con un par de jokers de más, de los 10 millones y pico de votantes del PP ¿cuántos votaron conociendo las medidas que va a tomar Rajoy en la Moncloa? Yo creo que ni la niña de su cabeza lo sabe. Y espero que Rajoy las tenga pasadas al ordenador porque sino estamos perdidos.
http://www.youtube.com/watch?v=4QyVT8-ZyEU&feature=related
Pues eso ha votado gente que, para comprar una tele o un ordenador se patea varias tiendas, busca por Internet las marcas y los modelos y exige instrucciones y una garantía. Es una decisión importante, no le das tu dinero al primero que te ofrece el oro y el moro. Pero cuando se trata de votar se baja a la esquina y se compra la tele más grande que hay, pero metida en la caja, sin abrirla siquiera.
Luego ya habrá tiempo, si las medidas de Rajoy nos hacen más pobres (más ricos a unos cuantos que sí saben en qué papeletas invierten) y los recortes en educación y sanidad perjudican a tu hijo y a tu madre, de ocultar que les votaste y quejarte en la barra del bar de lo mal que está todo y de que vaya manera de engañarte, qué sinvergüenzas, ponme otra caña Paco y pon el fútbol, que ya ha empezado.
La democracia de verdad es cansada, aparte de trabajar (cada vez más por menos) tienes que preocuparte por los asuntos de la comunidad, hacer cosas, gastar tiempo y energía. Además, como nosotros no sabemos, es mejor dejarlo en manos de señores y señoras de probada solvencia y eficacia.
Así que visto lo visto y a la espera de que vaya cogiendo fuerza todo el movimiento nacido el 15M (nadie dijo que fuera rápido y fácil) u otro tipo de concienciación social y nuestra democracia no se limite a un coito cuatrienal (eso no es una relación, no jodamos) la papeleta debería ser oro.
Pero la mayoría de las veces parece que la usamos como si la hubiéramos comprado en un chino.
No dar información en campaña electoral de las medidas que se van a tomar, al dia siguiente y no es un decir, por miedo a perder votos, es indecente. Además debería ser ilegal. Es un fraude asqueroso, aun en el caso de que las medidas adoptaras fueran positivas. Yo no voté, porqué no vi nada serio que se acercara a lo que busco, pero pienso participar en cualquier plataforma seria que luche por adecentar el sistema democrático de estas perversiones.
Ahhh! los chinos. Ya me estoy arremangando por si un dia haces una entrada sobre el tema…no es precisamente para machacarlos, ans al contrari.
El problema que veo es que mientras tanta gente esté dispuesta a jugar con las cartas marcadas (ley D’Hont y ausencia de programa electoral) los que se benefician de ello no tienen porqué cambiar. Si ya nos va bien así. Pero también es verdad que se hace camino al andar.
Ay, los chinos, los chinos. Yo creo que cuando ya controlen todo el negocio de los «productos basura» empezarán a fabricar cosas de mayor calidad y llegaremos al punto que todo se lo compraremos a un chino. No se si eso será bueno o malo, pero tiene pinta de que será.
No no, yo no hablo de un reparto injusto de votos, en el caso de que la ley d’Hont sea injusta, cosa que desconozco, la verdad. Se que el «corte» se fija, con los ratios quen propone, muy alto, de manera que quedan excluidos muchos pequeñitos . Ok, cambiemolo. O no. No es la cuestión. AL menos no es la cuestión de fondo. Lo de ausencia de programa electoral es harina de otro costal. Dirás que si no se fomentase el bipartidismo con unas cuentas de votos tendenciosa la cosa sería distinta, que tal vez la abuela fume y serían más serios con las propuestas y su cumplimiento . No me vale. Estamos hablando de miseria humana, puesto que ocultar información importante para conseguir provecho particular es mezquino. Y ya no me vale que la culpa es de los políticos. La culpa es nuestra, ya que no hacemos nada serio para evitar estas cosas. Ya se nos murió Franco en la cama, así somos. Resumiendo y hablando de mí, que es lo que me cuenta: estoy de un comodón que da pena. El caso es que voy a intentar ser más proactivo (palabreja de moda) para, al menos, no sentirme algo culpable, como me siento.
Estamos de acuerdo en todo, Pep. La mención a la ley D’Hont era por añadir una injusticia más que desvirtúa el resultado, pero no era el tema de fondo. El tema de fondo es el otro, en el que unos políticos mezquinos ocultan sus intenciones pero, sobre todo, en el que un electorado (¿aún más mezquino?) les sigue votando en esas condiciones, sin preguntarles qué van a hacer. El que oculta sus intenciones debería ser, por defecto, sospechoso, no premiado con tu voto y me da igual que se llame pepé o pepá. ¿Confianza ciega? Me cuesta creerlo en un país de desconfiados como el nuestro. Por eso debe ser otra cosa, no tengo claro el qué.
De todos modos lo que si no pueden hacer, es quejarse quién no ha votado a nadie y quién ha votado al partido electo, pero lo niega. Eso me parece un problema gordo y quejarnos, lo sabemos hacer todos.
Hola SoldieRyan. Me gustaría que me explicases porqué no se puede quejar uno de los políticos si no ha votado. Te lo digo sin ironía ni mala leche, de verdad. El caso es que muchas veces he escuchado, de varias formas diferentes, eso de «si no votas, no te quejes» y creo que resbala. A mi sí que me gustaría explicarme con un ejemplo: demos por cierto que siempre que llueva sacaré el paraguas. ¿Quiere eso decir que si saco el paraguas va a llover? No.
Dicho esto, demos por cierto que si votas tienes derecho a quejarte. ¿Quiere decir esto que si quieres quejarte has de votar? Pues eso, que no.
Porque ten en cuenta que muchos no votamos porque no vemos a nadie que nos convenza lo suficiente para dar el voto, nada más. Parafraseando a Cruz y Raya, votar por votar es tontería. Yo diría más, es peligroso.
Tampoco olvides que muchos, muchos de los que no hemos votado estamos dentro de la implacable «rueda de hamster» social, más o menos implicados en causas comunes, trabajando para que esto funcione (llámame iluso), cotizando, etc, etc. Otros cuantos que no han votado quisieran también participar de todo lo anterior, pero las circusntancias, la suerte o el ánimo no se lo permiten. Y algunos de los que sí han votado son tan tontos que se tiran un peo y se tapan la boca, no nos engañemos, que de todo hay en la viña del señor.
Entonces, dar el voto, como dice Miguel, con la misma mentalidad que uno compra en un chino es conformarse con una democracia de «todoacién», entendiendo esto como una democracia sin calidad; eso es penoso. Y lo de un partido político, sea el que sea, que usa estrategias indecentes para no perder votos…es de una calidad democrática ofensivamente baja y tremendamente penoso.
Pues claro que me quejo, qué quieres que te diga.