Billy Tipton (1914-1989) era un pianista que se había ganado la vida en la segunda división del jazz. Tuvo su momento en los años 50, pero nunca grabó ningún gran éxito. De hecho se conservan muy pocos discos suyos. Se había pateado el país por pueblos, en pequeñas salas de fiestas, interpretando grandes éxitos de otros.
Ese segundo plano no parecía atormentarle, era la vida que había escogido. Sin hacerse rico no le faltaron fiestas, cinco mujeres y tres niños adoptados. Cuando en los 60 y 70 el pop y el rock hicieron la vida más difícil a los músicos de jazz –salvo para Coltrane, Parker y compañía– Tipton tuvo que dejarlo y dedicarse a la representación de artistas de medio pelo.
La muerte lo encontró con 74 años, viviendo en un parque de caravanas de Spokane (Washington), prácticamente en la indigencia. Un músico anónimo más. Sin embargo, la noticia de su muerte llegó a diarios de todo el mundo, incluida España. El New York Times le dedicó un obituario.
Todos se hicieron eco del irresistible titular del periódico local de Spokane: “Músico de jazz pasó toda la vida escondiendo un fantástico secreto”.
Billy Lee Tipton
Tal como contaba su biógrafa, Diane Wood Middlebrook, en el libro «Suits Me«, Billy Lee Tipton ya llevaba una larga temporada muy enfermo, pero se resistía a ir al médico. Llevaba un año separado de su tercera esposa –una stripper que conoció en 1961 llamada Kitty Kelly– y vivía con su tercer hijo, William, que cuidaba de él.
Aquel sábado de enero de 1898 Tipton no tenía fuerzas ni para levantarse de la cama. Su hijo lo condujo hasta el lavabo y a escondidas llamó a Kitty, que se había vuelto a casar y con la que no hablaba desde hacía un año. Kitty le aconsejó que llamara a urgencias. William volvió a por su padre, lo sentó a la mesa para desayunar y éste cayó inconsciente.
Enseguida llegaron los médicos, tumbaron a Tipton en el suelo y le desabrocharon el pijama. La sorpresa del médico “Hijo, ¿tu padre se ha practicado un cambio de sexo?” no fue nada comparada con la de William cuando vio, bajo la venda que los aprisionaba, unos pechos de mujer. La impresión le hizo caer hacia atrás, contra la puerta de la caravana. “Me quedé con la mente en blanco, pensé que estaba alucinando”.
Dorothy Lucille Tipton
Billy nunca recuperó la consciencia, murió en urgencias por unas úlceras hemorrágicas no tratadas. La autopsia también determinó que nunca se sometió a una operación de cambio de sexo, siempre había sido una mujer normal. Lo único que hacía especial a Dorothy Lucille Tipton es que desde los 19 años vivía aparentando ser un hombre a tiempo completo.
A pesar de los esfuerzos de la familia por mantenerlo en secreto, la noticia se filtró rápidamente. Solo se le dio tregua hasta el funeral y su posterior cremación.
Por cierto, las desavenencias familiares entre Kitty y William por un lado, y los otros dos hijos adoptados -John y Scott- por otro, hicieron que las cenizas se dividieran en dos urnas. Amarga ironía para una mujer que había vivido dos vidas diferentes a la vez. Una mujer que había muerto siendo un misterio, dejando más preguntas que respuestas.
No tenemos ningún testimonio escrito sobre sus ideas o sentimientos, sobre lo que le llevó a esa vida. Las personas más cercanas tampoco acaban de aclarar sus motivaciones o inquietudes. Y por lo que leo en las críticas a su biografía, Diane Wood Middlebrook buscó las respuestas sin encontrar certezas.
Un mundo muy machista
Dorothy nació en Oklahoma en 1914, aunque en 1928 se fue a vivir a Kansas City con su tía Bess. Desde niña quedó fascinada por el jazz. Aprendió a tocar el saxo y el piano y en 1932 volvió a vivir con su madre, decidida a dedicarse a la música.
Eran tiempos muy duros en Estados Unidos, la época de la Gran Depresión. Malos tiempos para la lírica. Las orquestas de jazz no aceptaban mujeres. Era un mundo muy machista (aparte de racista, pero ese es otro tema; o no) así que la opción que encontró fue hacerse pasar por un hombre. Y empezó a interpretar el papel.
Primero el nombre, Billy, prestado de su hermano pequeño. Luego el vestuario: chaqueta, corbata y zapatos de suelas gruesas para parecer más alto. Y una venda apretada para disimular sus pechos. Poco a poco va perfeccionando el personaje, la manera de andar, las bromas subidas de tono e incluso los chistes homófobos.
Tipton se hace un hueco como profesional del jazz, tocando estándares, obsesionado con imitar a su ídolo Teddy Wilson, que en la banda de Benny Goodman se convirtió en uno de los primeros músicos negros con un papel protagonista en una banda de blancos. Otro infiltrado, como Tipton.
Tipton llegó a tocar con algunos músicos de cierto prestigio como Jack Teagarden, Bernie Cummins o Russ Carlyle, e incluso formó un trío con su nombre y grabó un par de discos. Pero nunca pasó de la segunda línea. Middlebrook cree que fue debido a una resistencia consciente a ponerse en primera línea de los focos. Miedo a quedar muy expuesto y que se descubriese su secreto.
Tres matrimonios
Pero, sin voluntad de ser morboso, es obvio que el misterio está en cómo pudo engañar a todxs. Durante más de 50 años, que se dice pronto. Porque cuando se reveló su secreto todo el mundo quedó asombrado. O eso dijeron.
Los testimonios de los músicos que compartieron escenario y camerinos con él hablaban de un hombre muy reservado y celoso de su intimidad. Aunque lo más sorprendente es que engañara a las cinco mujeres –con tres de ellas se casó– con las que tuvo relaciones confirmadas. Tan sorprendente que cuesta mucho creerlo.
Su última mujer afirma que nunca practicaron sexo, era una relación más espiritual. Pero ¿y las otras? Parece ser que él alegaba que había tenido una accidente automovilístico de joven que había afectado a sus genitales.
Otras cuentan que solían hacerlo con ropa y las luces apagadas y que quizás Tipton usara algún tipo de prótesis. O tal vez esas mujeres no digan la verdad tratando de ocultar una relación lésbica. Todo son conjeturas del tipo “alguien escuchó que otro decía…”.
Como no dejó nada escrito – incluso las pocas cartas familiares eluden el tema– las motivaciones de Billy Tipton siguen siendo un misterio.
¿Sacrificó su vida por la música? ¿Se trasformó solo para poder vivir del jazz y luego se sintió atrapada? ¿O le cogió el gusto al personaje? ¿Tenía desde el principio dudas sobre su sexualidad o su identidad sexual? ¿Era lesbiana? ¿Transgénero? ¿Era el sexo algo importante en su vida o solo un molesto trámite?
Son preguntas sin respuestas que, en realidad, no importan. Lo importante en este caso es que Dorothy/Billy tuvo que cargar con dos vidas a la vez. Nunca pudo vivir libremente y a la vista de todos la verdadera. La que le diera la gana.
Fueron muchos años ocultando su verdadero » yo » , no sé cómo lo pudo hacer y qué no la pillaran ,o quizás si la pillaron y ninguna de » sus mujeres » dijeran algo .
No se si habrá una película sobre la vida de esta mujer.
Es una historia fascinante , y ala vez es asombrosa digna de una película .
Muchas gracias Carolina por el comentario, me alegro de que te haya parecido interesante. Mi opinión es que sus mujeres evidentemente lo sabían y callaron para respetar la decisión de Billy, me parece la respuesta más sencilla.
Y sí, tuvo que ser muy duro ocultar toda su vida quién era realmente, no me lo puedo imaginar.