“Desde fuera, España se ve mejor, sales más contento de la imagen de España. Dentro, dan ganas de llorar, todo son penas, pero tenemos que sobrellevarlas”. Y añadió, ”Para salir de la crisis, cuchillo en la boca y sonrisa”. Hay que reconocer que últimamente el hombre está sembrao. Juan Carlos I de España, conocido en algunos ambientes como el Rey, dijo esto a los periodistas durante su viaje a la India intentando promocionar lo que los cursis de la mercadotecnia han dado en llamar la Marca España, conocida en los mercados financieros como Hacendado.
Las palabras no fueron una declaración institucional sino que las dijo en un ambiente distendido (a unos periodistas, eso sí) con lo que tienen más valor. El artista antes conocido como El Campechano nació, por la gracia de dios, viendo el mundo real desde afuera. De vez en cuando por la tele se cuela el griterío de la calle, pero cambias de canal y sobrellevas mejor las penas. Y si eliges el programa adecuado ni siquiera te enteras de que horas después de estas palabras se conocían los datos oficiales que sitúan el número de desempleados en 5.778.100 personas. Casi 6 millones de cuchillos en la boca, majestad.
Pero no es el único que ve mejor las cosas desde fuera, ni mucho menos. El otro día su propio hijo Felipe, protagonizó una divertida anécdota al darle un cálido apretón de manos a una mendiga que extendía la suya para pedir limosna. Parece que ni se enteró, no está acostumbrado a que le pidan dinero así abiertamente; si hubiera sido un emprendedor de esos con cinco apellidos en una cena de gala tal vez lo hubiera visto venir. Además, se ve que no es de los que sueltan la pasta fácilmente, que se lo pregunten a su cuñado. Hace bien, que su trabajo le cuesta ganarla.
Desde aún más afuera, por ejemplo Berlín, también hay la suficiente distancia para ver que no todo está tan mal, el consumo de productos de lujo sube en España y los porches nos los quitan de las manos. También se ven imágenes de manifestaciones, pero cualquiera no, con el solecito que hace, piensan en la metrópoli.
Aunque tampoco hay que irse tan lejos, desde el propio consejo de ministros también se tiene esa visión privilegiada. Desde fuera del mercado laboral, en este caso: algunos ministros no han salido en toda su vida del mundo virtual de la política.
Unos cuantos pisos más arriba del consejo de ministros, en el de administración del banco, la vista es privilegiada. Desde la última planta la cosa no es que se vea de maravilla, es que está tan alta que no se ve nada, si acaso algún jet privado surcando con gracilidad los nubarrones del libre mercado.
Pero, como digo, desde fuera todo se ve mejor, más limpio, más brillante. Tú miras un bosque desde la montaña y todo es paz y armonía porque no puedes ver como en su interior cada minuto es una lucha para comer y no ser comido. Ley de vida, dicen. Tal vez se trata de eso y nada más.
Así que si están amargados porque no acaban de verlo bien es que les falta perspectiva. Están tan metidos en su trabajo precario, en su prestación de desempleo o en el aviso de desahucio de su vecina que no ven las cosas con claridad, el cuadro general, que no es tan malo. Fíjense si están perdidos que todavía le siguen llamando crisis a lo que estamos viviendo.
Tomen ejemplo de las personas preclaras y miren un momento las cosas desde fuera. Váyanse a la India si es necesario, y compartirán la visión del primero de los españoles, que va a volver nuevo, sin ganas de llorar ni nada.
Aunque ni siquiera él ha podido librarse del todo del pesimismo y nos ha mostrado que hasta los próceres de las patrias tienen momentos de flaqueza que les igualan a sus súbditos. De las confidencias indias del estadista antes conocido como El Campechano me quedo con la siguiente. “Hay gente que tiene ganas de darnos en la cabeza, como las agencias de calificación. Yo hablo con otros jefes de Estado y me dicen, ‘y encima nos tenemos que aguantar”. Así que ahí tienen a los jefes de estado, ellos también se reúnen a criticar a su jefes. Cualquier día les hacen una huelga.
Hay que reconocer que Juancar está que se sale últimamente. Para mí que está buscando la jubilación anticipada. A ver si es verdad. De paso, si a su nene Felipe le da por dejar el negocio familiar pues de narices.
La verdad es que vivirían mucho mejor, más tranquilos si se reconvirtieran a un negocio más con los tiempos, ahora que está de moda reciclarse y no quedarse anclado en el pasado, como tanto les gusta decir a los neocon de toda la vida. Y un bocata o un par de huevos fritos nunca les iban a faltar ni al padre ni al hijo ni al espíritu santo.
Viendo que hace poco van a cambiar una ley de 1906, tengo mis dudas.