Hoy la Constitución cumple 33 años. Había llegado a los 32 pura y casta, nadie se atrevía a proponerle algo serio, con visita a los padres y demás. Hasta que este verano en las fiestas del pueblo dos señoritos tuvieron un calentón, la arrinconaron en una esquina oscura y le hicieron un 3 por ciento.

El resto del pueblo no pudo o no quiso hacer nada, solo murmurar y solo alguno, un tal Gaspar, levantar un poco la voz, sin consecuencias, como es habitual. En fin, son cosas que pasan y la mujer ya tenía una edad, aunque hubiera sido mejor hacerlo de otra manera, sin abuso, nocturnidad y alevosía. Vamos, digo yo.

El problema no se si vendrá de un 3 por ciento más o menos, tal vez en unos años nos riamos de todo esto en la taberna, si es que queda taberna o podemos pagarnos el chato. Porque mucho me temo que al paso que vamos lo único que quedará será el club de tenis, ese que hay a las afueras del pueblo donde van todos los días vestidos de domingo y está reservado el derecho de admisión.

Puede que ni la Consti ni su 3 por ciento importen mucho de aquí a unos años, cuando el pueblo se convierta en un resort propiedad de unos extranjeros. Entonces todos viviremos mejor y esto será como la “República Dominicana, que viven de puta madre, todos tienen chacha”. Les juro que la frase no es mía, fue dicha sin ironía por una veraneante española y se me quedó grabada de tal manera que a veces pienso en hacerme un cuadro bordado con ella.

Pero a lo que iba, la noticia del día ni es la Constitución ni el gobierno de Rajoy ni siquiera la reunión de Merkozy (empeñados, en su política de austeridad, en ahorrarnos el parlamento europeo) con la fantástica foto que encabeza esta entrada en la que las banderas alemana y francesa tapan a la europea.

La noticia del día la pueden leer en los diarios. Según un informe de la OCDE, en los últimos años la desigualdad entre ricos y pobres, dentro de los países ricos, ha aumentado. Los ingresos medios del 10% más rico de la población son nueve veces el promedio del 10% de los más pobres. La brecha ha aumentado no solo en países como  Italia o Portugal, también en Alemania o Dinamarca. España, por una vez y sin que sirva de precedente, parece que fue una excepción debido, en gran parte, al mantenimiento de los derechos de los trabajadores, sanidad y educación, eso que de repente dificulta que vivamos todos mucho mejor. Debo ser idiota porque no entiendo nada.

Lo más interesante de todo es que el informe llega hasta 2.008, o sea, antes del inicio de la crisis. Los años de bonanza y enriquecimiento sirvieron para que los ricos fueran más ricos y los pobres más pobres. En España nos libramos (algunos) un poco, pero no debemos desesperar, puede que con la crisis y los buenos consejos de Merkozy por fin nos podremos integrar, también en esto, con nuestro vecinos europeos y ampliar un poquito, venga, aunque sea un poco, la brecha. No es cuestión de dar la nota.

Porque visto el éxito de las políticas que llevaron a agrandar la brecha, ahora las mentes gobernantes lo van a arreglar ahondando un poco más en esas políticas; y ante el bluff del ladrillo el capital especulativo se ha ido a jugar en el casino mundial con los alimentos.

Así que en la próxima crisis tal vez los desahucios no sean nuestro principal problema y nuestra Constitución ya ni esté ni se le espere.