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Elecciones en Liberia en 1929 (parábola liberiana)

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En 1929 Liberia celebraba elecciones, la fiesta de la democracia, ya saben. El presidente Charles Dunbar Burgess King, del True Whig Party (liberal) se enfrenta al aspirante, Thomas J. Faulkner, del Partido Popular. Se sabe que quien convoca elecciones en el poder suele llevar ventaja, y esta vez se volvió a cumplir: ganó el presidente King, (el nombre es más apropiado de lo que parece).

La victoria de King (en las fotos de portada) fue histórica, obtuvo 234.000 votos por solo 9.000 de su oponente. Pero no fue histórica por la paliza democrática, lo fue porque en este momento había solo 15.000 votantes registrados. Una hazaña que le hizo aparecer como el mayor fraude electoral de la historia, según ‘un libro de excesos que hay en inglés’, que diría Krahe.

Pongámonos en situación rápidamente. Liberia nace en 1822 como una colonia de los Estados Unidos donde pudieran ir los esclavos negros liberados en el país. Se trataba de que volvieran a África, la tierra de sus ancestros. Pero ese fue, precisamente, uno de los problemas.

Jenkins Roberts, primer presidente de la Liberia independiente
Jenkins Roberts, primer presidente de la Liberia independiente

África es muy grande y variada y los nuevos colonos no eran sus ancestros. Eran norteamericanos de nacimiento y cultura; no tenían nada que ver con los habitantes de la zona. Así que desde el primer momento se estableció una diferencia clara entre la élite colonial, llamados a si mismos “americanos” y la población autóctona, a la que denominaban “nativos” y a los que consideraban incivilizados e inferiores.

En 1847 se proclama la independencia y la situación se mantiene: los “americanos” controlan el país sin mezclarse con los “nativos”, básicamente mano de obra segregada.

El modelo de Liberia es la democracia estadounidense, y por ello se dota de instituciones apropiadas. Pero como sabemos muy bien, las instituciones no garantizan el resultado. The Whig Party (que coge el nombre de la tradición de la derecha británica) es el partido de los “americanos” y, por tanto, el que domina la escena política durante todos esos años. Su control es tal que las elecciones se limitan a una lucha entre “americanos” dentro del mismo partido.

Cien años de derecha liberal en el poder;  con tiempo para ‘hacer lo que hay que hacer’, vamos. La desconfianza y las quejas de la población nativa no llegaban al palacio presidencial, fuertemente protegido por la democracia. Y, cuando fue necesario, por marines americanos, que viene a ser lo mismo ¿no?

 

El presidente King y Firestone

Pero del mismo partido había nacido una oposición de ciudadanos que, poco a poco, iba ganando adeptos, con la intención de abrir un poco las ventanas y airear el ambiente. Los “nativos”, por su parte, seguían a la intemperie, intentando sobrevivir al régimen, que nadie les había invitado a esa fiesta.

En 1923 whigs y populares se enfrentaron en unas elecciones. Las ganó King por 40.000 votos contra 7.000. En aquella ocasión el censo era de unos 10.000, hecho que no impidió que la democracia siguiera, triunfante, su camino.

Dibujo en las oficinas de la Firestone Natural Rubber Company en Harbel, Liberia.

Un camino abierto sobre todo para los neumáticos Firestone. En 1926 la compañía norteamericana obtuvo del gobierno de King el monopolio de la explotación del caucho gracias a un contrato de arrendamiento durante 99 años de más de 400 mil hectáreas, el 10% de la tierra cultivable del país.

Firestone incluyó, además, una condición sine qua non de última hora: Liberia aceptaría un crédito de 5 millones para pagar su deuda externa. A cambio, la compañía tenía autoridad total sobre los ingresos del gobierno hasta que se pagara el crédito.  El prestamista de toda la vida, ya saben. A partir de ese momento agentes de Firestone controlan el presupuesto liberiano y el préstamo se fue comiendo rápidamente los ingresos del país: en 1932 era casi del cien por cien. En el FMI se les saltan las lágrimas cada vez que recuerdan esta historia.

Las elecciones del Guiness

Pero volvamos a 1926. El opositor Partido Popular no está de acuerdo con la concesión de King a la Firestone, optando, según ellos, por una política de puertas abiertas que no dejara el país como colonia de una empresa extranjera.

En el parlamento liberiano se suceden acalorados debates. Los populares critican el préstamo, verdadero quid de la cuestión; a su favor los representantes del Whig Party, algunos de ellos casualmente contratados por Firestone como abogados de su empresa en Liberia.

The American industrialist, Harvey Firestone (1868-1932). (Getty Images)
The American industrialist, Harvey Firestone (1868-1932). (Getty Images)

Y eso nos lleva a las elecciones de 1927. El primer problema que se encuentra King es que por aquellas fechas cumplía 8 años en el poder y era norma en su partido que nadie tuviera más de dos mandatos. Pero con gran dosis de sensatez y responsabilidad política supo adaptar las normas a la realidad: se saltó los reglamentos de su propio partido. Al fin y al cabo era su partido, su parlamento y su país.  Con permiso de la Firestone, por su puesto, que para eso eran liberales.

Llegan las elecciones y, como saben, King (o la Firestone, pa que nos vamos a engañar) gana por goleada. En el resumen de sus mejores jugadas cabe destacar la del condado de Bassa: 3.000 votantes legales, 32.000 inscritos y 72.000 votos para King. Una victoria de proporciones bíblicas.

Las elecciones pasaron y no hubo nada. King se convirtió, por tercera vez, en presidente de Liberia. Y aquí paz, jueces amistosos (importante), y después gloria.

Pero un rencoroso Faulkner siguió desestabilizando el país, acusando al presidente de permitir la esclavitud en Liberia, sin reparar en el daño que eso suponía a la imagen internacional de Liberia. Tanto daño hizo que la Liga de las Naciones estableció un comité para estudiar la situación y en 1930 publicó sus conclusiones.

Dicho informe negó la esclavitud pero admitió prácticas muy similares a ella: trabajadores forzosos a favor del propio presidente y de la Firestone. También demostró que tanto él como otros miembros del gobierno estaban implicados directamente en esas prácticas.

King, su mujer y su séquito en una visita a La Haya en 1927.
King, su mujer y su séquito en una visita a La Haya en 1927.

Para evitar ser juzgado, el presidente dimitió, dejando el puesto a su ministro de exteriores, otro hombre de la Firestone. King se retiró, tan ricamente, a su plantación de caucho. Pero él tenía que dar más por su país, así que en 1947 fue enviado a Estados Unidos como “Enviado Especial y Ministro Plenipotenciario” y, posteriormente, se convirtió en representante permanente de Liberia en la ONU. En 1952 se retiró definitivamente del servicio público, muriendo en 1961, a los 90 años.

Pues eso, historias de africanos de hace mucho tiempo. Ya pueden seguir con la actualidad.

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2 comentarios sobre “Elecciones en Liberia en 1929 (parábola liberiana)”

  1. Qué barbaridad. Interesantísima entrada. Por cierto, no se si viene al caso, pero parece ser que el alcalde Trías se ha dado mucha prisa estos días pre electorales en renovar contratos clave del Ayuntamiento. Vete a saber si es verdad. Será que ahora es más difícil que en esos tiempos falsificar resultados electorales. O yo que sé.

    1. Muchas gracias Pep, me alegra verte por aquí.
      Ahora («anécdotas» protagonizadas por el PP -quién si no- aparte) es mucho más caro pero preferible usar la propaganda de los medios controlados, casi todos, para convencer a la gente de a quién votar y -más fácil- a quién no. Hablo de lo que se conoce como Primer Mundo, fea expresión por otra parte.
      La verdad es que la cosa empezó con la ‘gracia’ del pucherazo tan descarado pero al ponerme a rebuscar encontré el motivo, que sí que sigue en plena vigencia: la historia de la Firestone y el control de un país mediante su deuda.
      En eso no hemos cambiado casi nada. En las comidas del FMI, a la hora de los chupitos, deben recordarla emocionados, como tú el gol de Koeman en Wembley.

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